Los bancos abrieron el grifo de las hipotecas porque necesitan ganar dinero con ellas. Año y medio después, el resultado no el que esperaban. Se han puesto tan exigentes con la clientela que no cumplen sus objetivos.
En cierto modo se entiende que se hayan vuelto pijos. Dar hipotecas a gente sin suficientes recursos ha llevado a impagos, morosos, lloros, embargos y desahucios. Y eso que los peores pagadores han sido constructoras y promotoras inmobiliarias.
Ahora piden un perfil alto: buenos ingresos, trabajo estable desde hace mucho, bastantes ahorros, mucha vinculación -que exige capacidad para más gastos-, respaldo económico de terceras personas (avales)… Y con el nivel de paro que hay y lo -todavía más- precario que se ha vuelto el mercado laboral, los mileuristas (mayoría en esta jungla) quedan excluidos de muchas ofertas.
Como son muchos los bancos ávidos de ganar dinero y poco pastel hipotecario a repartir, además de entrar en una guerra por la bajada de los diferenciales, que ya están entre el 1% y el 1,5%, los bancos están empezando a usar otra estrategia para captar clientes solventes, que es… ¡¡Robárselos a otros bancos!!
Hasta mediados de los años 80, cuando el extinto Emilio Botín entró en acción a través de la presidencia del Santander, los bancos se respetaban unos a otros, no se robaban clientes, como que era algo feo que estaba mal visto. Pero cuando él introdujo estas prácticas, comunes en Europa, la cosa cambió y desde entonces casi todo vale para conseguir un cliente.
Como la mayoría de los que tienen el perfil deseado ya están casados con otros bancos, los que quieren pillarlos los atraen con subrogaciones gratuitas (cambiar la hipoteca de banco sin ningún coste) o con mejores condiciones de las que tienen actualmente firmadas en sus hipotecas: rebaja del tipo de interés, pocas o ninguna comisión…
Y luego que gane el mejor, porque la entidad en la que tienes el dinero, como eres buen pagador y tienen lo que consideran un perfil VIP, pues no te quiere perder y contraoferta. Afortunados quienes llegan a esta situación: pueden mejorar su hipoteca, se sienten importantes y que por fin tienen una mano en el mango del a sartén.
Hasta hace poco las subrogaciones estaban desaparecidas del mapa. La gente con hipotecas firmadas antes de la crisis no quería perder esas condiciones (lógico), por otro lado algunas entidades cobran comisión si te cambias a la competencia y la banca había dejado de hacerse cargo de los gastos de subrogación si te cambiabas con ellos.
Está visto que la necesidad aprieta y, ante esto, la banca está dispuesta a retomar viejas prácticas para ganar pasta. Aquí sí salimos ganando los clientes, aunque sólo sean los más solventes. Aprovéchate, si firmaste en los últimos años a un diferencial más alto que los actuales y condiciones más duras, tienes una oportunidad de oro para mejorar tu hipoteca.